miércoles, 19 de noviembre de 2008

MIRANDO A LOS LUDOPATAS DESDE OTROS OJOS

Antonio Francisco Osorio Melo, Es un ex empleado de casino, que vivió de cerca muchos casos de ludopatía, es otra manera de presenciar la enfermedad.


1. ¿Cuánto tiempo trabajo en un casino?
Trabaje durante ocho años en el sector de casinos en Colombia y varias partes del mundo.

2. ¿Cómo aprendió a reconocer a los ludópatas?
La primera es la permanencia en el casino, luego la cantidad de dinero que pierde diariamente.

3. ¿Qué anécdotas tiene para compartir?
Varias tristes, pero la que me impacto fue el de ver una señora poner a esperar a su hija a la entrada de un casino mientras se jugaba el diario, esperando ganar para mejorar su semana.

4. ¿Qué piensa de los ludópatas?

Los ludópatas son enfermos, y como tal, no se pueden juzgar sino ayudar y buscarles ayuda especializada aunque este sector al ser tan cerrado y como oculto es muy difícil obtener ayuda y más buscarla.

5. Consejo para las personas que les gusta los juegos de azar

Deben saber que corren un riesgo, el mismo que el de tomar y el de ingerir drogas, así que deben estar alertas, tanto ellos como su familia, con los
síntomas de este vicio.

6. ¿Cuáles son sus impresiones de los casinos?

Son establecimientos dedicados a generar entretenimiento y descanso, pero les falta la responsabilidad social desde el punto de vista que su producto puede ser adictivo.

7. Sabe el manejo de los centros de azar... ¿Cómo es?

Si, su manejo es como una empresa común y corriente la parte complicada es su área de operaciones en donde se analiza el juego tanto de máquinas como de mesas y desarrollan estrategias para mejorar su rendimiento, son sitios altamente tecnificados y con personal ampliamente capacitado.

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Ludopatia by Sandra Arroyave is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-Compartir bajo la misma licencia 2.5 Colombia License.
Based on a work at Colombia.

martes, 18 de noviembre de 2008

EL LUDÓPATA NO NACE SE HACE


El ludópata, no solo es la persona que es adicta a los juegos de azar, es cualquier persona que una actividad lo vuelve reto y posteriormente se convierte en adicción, sin tener en cuenta las consecuencias que la actividad le trae. Dichas consecuencias afectan la familia, el empleo, los amigos, en definitiva, afecta todo el entorno social del individuo.

La proliferación de casinos, casa de apuestas, bingos, y sorteos han aumentado la enfermedad entre los colombianos, Para Norberto Cristancho, psicólogo del Institute at Palazzo Rucellai en Italia, En nuestro país esta arraigada la ludopatía, pero en pocos casos buscan asistencia especial, aunque el tabú de ir al psicólogo se ha disminuido, no se toman como parte de la salud integral.

Según el especialista, para muchos colombianos, los sitios de apuestas, son sólo un pasatiempo, aunque el origen es el juego patológico, aunque pueda parecer un vicio, es una enfermedad. El juego en general es algo normal y no reprochable, cuando se establece adicción se convierte en enfermedad. Para estos enfermos el juego es una obsesión que puede considerarse como un trastorno del control de los impulsos.

¿Cuáles son las actividades que pueden enfermar a una persona?

Toda actividad en donde el dinero se encuentra como motivación para jugar. No solo los juegos de azar, también se encuentra los enfermos por el Internet, las bolsas de valores, el ajedrez, etc.

¿En qué momento el jugador o apostador se convierte en un ludópata?

En el momento que su agrado termina y se comienza a experimentar preocupación excesiva por el juego. Igualmente, cuando las cantidades de dinero aumentan para conseguir el grado de excitación deseado, experimentando cambios de comportamiento, concentración fija de jugar, engaños a sus seres queridos, utiliza el juego para escapar de sus problemas, no se interesa por las relaciones sociales y familiares, ni sus obligaciones laborales.

¿Cómo es el proceso de invertir más dinero?
La persona empieza a fracasar de manera repetida sus intentos, y no desea interrumpir o dejar de jugar, en este momento no le importa el dinero sino el objetivo, que es ganar.

¿El enfermo experimenta cambios en el comportamiento se transforma?

El cambio de comportamiento es un signo de alarma, y se presenta cuando el enfermo se inquieta o se irrita al intentar interrumpir el juego, su ansiedad aumenta, se ilusiona con la recuperación económica, empieza a mentir y en muchas ocasiones, surgen ideas de hurtar sus propios bienes y los de sus allegados. Empieza a aislarse

¿Qué se debe hacer ante la ludopatía?

Después de determinar los signos de alerta, acudir a profesionales especializados. No contar con la opinión del enfermo, por lo general, ellos mienten y no consideran sus actos como enfermedad.
Es importante tener en cuenta que el ludópata no se recupera solo, pues se desarrolla en la enfermedad la impulsividad.

¿En qué consiste la intervención del especialista?

La intervención consiste en una reestructuración de la personalidad, que le permita tolerar la frustración, afrontar situaciones difíciles, y aprender a fijarse límites. Además debe intervenirse en el entorno social y familiar; sus parientes deben entender que se trata de una enfermedad y asumir la responsabilidad de ayudar y acompañar al paciente en el proceso de deshabituación.

El tener claridad del tema ayuda a estar pendientes de las personas que nos rodean.

jueves, 6 de noviembre de 2008

El juego y la cocaína activan las mismas zonas



La adicción al juego parece activar las mismas zonas del
cerebro que se ponen en funcionamiento con el consumo de la cocaína, según un estudio
que profundiza en el mecanismo cerebral de «la recompensa». Este trabajo, dirigido por
investigadores del Hospital General de Massachusetts (EEUU) y publicado en la última
edición de 'Neuron', indica que la expectativa de una gratificación económica pone en
funcionamiento el sistema del cerebro que también procesa la «recompensa» que ofrecen
las drogas o la comida.
Los investigadores creen que descubrir las zonas del cerebro implicadas en el juego puede
ayudar a tratar este problema y, en general, todos los desórdenes de tipo compulsivo. Solo
en EEUU, el juego mueve cerca de 500.000 millones de dólares cada año y destruye la vida
de decenas de miles de personas.
El estudio efectuado por la Clínica Mayo de Rochester, en Minnesota, compara el desarrollo
de la adición compulsiva al juego - denominada en psiquiatría como ludopatía - con el de la
dependencia del alcohol y los psicotrópicos.
Una larga historia
Desde mediados de los 70 se había localizado en el cerebro una región en el sistema límbico,
la misma que parece procesar las emociones, en la que están localizados los «receptores de
sustancias opiáceas endógenas» donde las drogas descargan su recompensa de euforia.
Edmund Rolls, del departamento de Psicología Experimental de la Universidad de Oxford, en
Inglaterra, ha identificado en su libro 'Brain and Emotion' (Cerebro y Emociones) el córtex
orbitofrontal y la amígdala del cerebro como las zonas que procesan en los primates las
sensaciones de recompensa y castigo y las emociones.
En el juego compulsivo, según el trabajo publicado en 'Neuron', a medida que disminuye el
control sobre el juego, disminuye el control sobre la propia vida del que sufre el problema.
Las consecuencias pueden ser impredecibles pero incluyen la ruptura de los vínculos de
confianza con la familia, compañeros de trabajo y amigos y el desarrollo de ansiedad y
desordenes depresivos.
¿Qué ocurre en el cerebro?
En ocasiones, añaden, aumenta la tendencia al suicidio. Hans Breiter, quien pertenece al
departamento de Radiología del hospital general de Massachusetts, ha podido estudiar lo
que ocurre en el cerebro durante el juego gracias a las imágenes de resonancia magnética
tomadas a un grupo de voluntarios.
«Hay múltiples áreas en el cerebro implicadas en analizar lo que significa ganar o perder y
muchas de esas regiones responden cuando el individuo gana o pierde dinero», ha afirmado
Breiter.
Las imágenes de resonancia magnética funcional de alta resolución (FMRI, de sus siglas en
inglés) han captado la actividad de esas regiones en experimentos de juego realizados con
una especie de ruleta.
«Un incentivo único para los humanos - como es el de ganar dinero- produce
comportamientos cerebrales parecidos a los que se dan en respuesta a otros tipos de
recompensa», ha indicado Breiter.
El científico ha señalado que «esa similitud sugiere que un circuito del cerebro puede ser
usado para varios tipos de recompensa».
Sistema de recompensa y castigo
El cerebro, según opina por su parte el experto en psicología experimental Edmund Rolls,
está designado en torno a un sistema de recompensa y castigo, porque ese es el modo en
que los genes pueden construir un sistema complejo saludable.
Emociones y motivación implican recompensa y castigo como una solución del cerebro para
interconectar diferentes sistemas. El hambre, la sed y el comportamiento sexual son tres de
los principios vitales más básicos que funcionan como comportamientos motivados.
Cerca de dos tercios de los jugadores compulsivos son hombres. Aquellos solteros, sean
hombres o mujeres, y quienes tienen un historial de depresión, abuso de alcohol, tabaco o
drogas ilegales tienen más riesgo de ser jugadores compulsivos.
Como en la mayor parte de los comportamientos adictivos, los ludópatas no son conscientes
de la pérdida de control que sufren y, a menudo, niegan la existencia del problema, indican
los estudios realizados por la Clínica Mayo de Minnesota.

Lo que se debe saber de Ludopatía


¿QUÉ ES LA LUDOPATÍA ? La Ludopatía es un trastorno reconocido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) que lo recoge en su clasificación Internacional de Enfermedades en el año 1992.Sin embargo esta no fué la primera vez que, como categoría diagnóstica y con el nombre de juego patológico, se reflejó en los ámbitos profesionales. Ya en 1980 en el Manual Diagnóstico y Estadístico (DSM_III) de la Asociación Americana de Psiquiatras (APA), se planteaba su definición y algunos criterios diagnósticos. Evidentemente la existencia del trastorno aparece hace muchos siglos, probablemente con la actividad de apostar de manera habitual a juegos de apuestas, dónde los resultados pudieran darse con cierta rapidez y por consiguiente el refuerzo positivo y negativo para el jugador también. A pesar de ello, la clasificación y las diferentes definiciones han necesitado de la extensión del trastorno, de la demanda de atención de los ciudadanos y de la presencia de un poder científico dispuesto a hacerlo. Desde la APA, este trastorno se encuadraba en los trastornos del control de impulsos no clasificados en otras categorías y se describía como una conducta de juego inadaptada, persistente y recurrente, que alterase la continuidad de la vida personal, familiar o profesional. Hoy en día, con la experiencia que existe en diferentes países, nos gustaría desarrollar una definición más ajustada al modelo de adicción que, nos parece, explica mejor que ha ocurrido en Catalunya y España en los últimos años, con unos resultados que se manifiestan insistentemente para cualquier observador. 1-El aumento exagerado en la demanda de atención por problemas con algunos juegos de apuestas. 2-El aumento del número de afectados que reflejan en los algunos estudios científicos. 3-El aumento de las cantidades desproporcionadas, que han acabado gastándose los ciudadanos en algunos juegos de apuestas legales, los últimos veinte años. Podemos afirmar, llegado este punto, que la Ludopatía es un trastorno del comportamiento, entendiendo el comportamiento como la expresión de la psicología del individuo, que consiste en la pérdida de control en relación con un juego de apuestas o más, tanto si incide en las dificultades que supone para el individuo dejar de jugar cuando está apostando, como si nos referimos a mantenerse sin apostar definitivamente en aquel juego o en otros, y estas dificultades siguen un modelo adictivo en la mayoría de los casos, tanto en la manera en como se adquiere o mantiene el trastorno, como en las distorsiones de pensamiento, emocionales y comunicacionales que provoca y ,desgraciadamente ,en los efectos desastrosos en las relaciones familiares y amorosas del jugador . Es decir, por su etiología, por su curso , por su pronóstico y por las variables implicadas, el juego patológico o Ludopatía, es una adicción en la mayoría de los casos, por ello hablamos de enfermedad crónica. Se contenga mejor o peor, el ludópata, fácilmente tendrá problemas con las apuestas, porque los aspectos motivacionales activarán memoria, vivencias, esquemas de acción y una estructura adictiva , aspectos que ya había desarrollado con el trastorno y que no puede borrar. Que algunos juegos de apuestas tengan una capacidad tan exagerada de afectar a ciudadanos de todo tipo, sin discriminar en edad, sexo, nivel cultural, nivel económico, personalidad, clase social, estructura genética …facilita nuestra convicción respecto a su potencial adictivo para con las personas que apuesten habitualmente. Por ejemplo, una temporada jugando más de dos o tres veces por semana a juegos como las tragaperras, bingos o casinos, supone alrededor del 98 % de las demandas de atención que hemos recibido los últimos 10 años. ¿PORQUÉ ENFERMEDAD EN LUGAR DE VICIO? A pesar de la aceptación y de la promoción social de la actividad, llamémosle proculturalidad, que genera una imagen de los juegos de apuestas como actividades de ocio, diversión, distracción y asociadas a alegría y fortuna, como si no provocasen efectos en la salud mental de los participantes, podemos evidenciar una primera contradicción; Las autoridades al prohibir el uso a menores de edad ya aceptan, implícitamente, la peligrosidad de los juegos de apuestas y eso desmonta muchas explicaciones e intentos de atribuir toda la responsabilidad al jugador, como único responsable del trastorno que padece, sea a nivel social utilizando el término vicioso para describir al enfermo, sea alegando estudios “científicos”, estadísticos o razonamientos jurídicos, por parte de los beneficiarios de la actividad o de las propias administraciones. Si reflexionamos sobre la terminología vicioso podríamos llegar a la conclusión de que está cargada de prejuicios y se puede utilizar incluso como insulto, referida a un tipo de comportamiento o actitud que no se acepta socialmente, que tiene una intensa carga moral sobre algo que, lejanamente, era pecado por el placer que producía. Por el contrario, si le sacamos su carga religiosa e histórica y empezamos a pedir al ciudadano ejemplos de qué entiende por vicio, encontraremos muchos problemas de coincidencia. Con el ejemplo del fumar se entenderá muy bien. Hay gentes para quienes fumar es un vicio, independientemente de la frecuencia con que se haga, sea en bodas, en fiestas esporádicas... para otros existe toda vez que se haga periódicamente, hay quienes ven como vicioso a aquel que fuma mas de cuatro cigarrillos diarios, otros si se fuma entre un paquete o dos . En el caso del juego, la consideración se amplia no sólo al número de veces que se juega , se valora la cantidad que podría o debería jugar, y volvemos a tropezar con el subjetivismo; Que si más de mil , si más de 5000, si está alterado o no, si depende de cuanto gana al mes o del patrimonio que posee , ... es decir, razones diferentes que a menudo sin conocerlas, no serían ningún impedimento para calificar a un jugador de vicioso, pero que objetivamente tanto se pueden referir a un jugador sin ningún problema importante como, si se quiere, a un adicto claramente enfermo y muy degradado en su comportamiento y en su situación social . Por todo ello, nuestra perspectiva sobre la terminología a utilizar, con la ausencia en la actualidad de estudios profundos con análisis categoriales, será que el vicio sólo es una opinión subjetiva y peyorativa sobre determinadas actividades relacionadas con la obtención de placer y, históricamente en religión, con el pecado. Puede servir para culpabilizar o estigmatizar a los individuos, de hecho muchos jugadores lo utilizan para negar sus posibilidades de luchar contra el trastorno, pero en ningún caso es una calificación realista de la situación en que se encuentran los jugadores, ni cuando no tengan problemas con el juego, ni cuando empiecen a tener problemas más o menos importantes, ni cuando tengan suficientes áreas afectadas a nivel personal para diagnosticarlos como jugadores patológicos. No hablaremos de criterios diagnósticos reservados a los profesionales, aunque es evidente que tenemos la obligación de orientar del proceso y las afectaciones que con más frecuencia hemos encontrado en la práctica clínica, permitiendo que cada cual se identifique o se ubique en la situación por la que pueda estar pasando, ni que sea mediante analogías. ¿CÓMO SE LLEGA A TENER PROBLEMAS CON EL JUEGO ? Podemos ilustrar un ejemplo general y muy habitual, según como interpretemos el testimonio de miles de jugadores, de como se ha desarrollado el proceso en que han acabado teniendo problemas con los juegos y las apuestas. No diferenciaremos entre si los problemas son continuados o recurrentes, es decir de vez en cuando, porque el trastorno se puede tener en los dos casos, ello no explicará el nivel de degradación que variaría en función de otros factores que acerquen al jugador a situaciones de desesperación o endeudamiento hasta provocar ,por ejemplo, la demanda de ayuda o el descubrimiento por parte de la familia. Habitualmente el jugador se inicia en una situación social determinada, sea con amigos, familiares o compañeros de trabajo, se puede proponer apostar de manera puntual a la máquina, ir a celebrar un aniversario o cualquier evento festivo al bingo o al casino, seguir con un modelo de tradición familiar o social, jugando combinaciones de fechas a la lotería, por ejemplo. Igualmente, es fácil que quienes a menudo entran en contacto, en los bares, con las tragaperras, se puedan iniciar solos en la dinámica de juego, ver como otros sacan el premio, intentar distraerse si están aburridos o haciendo tiempo para hacer otras actividades, sobretodo porque no interpretan que lo que hagan sea tan peligroso. En un plazo de tiempo entre 2 meses y cinco años, estos jugadores que se inician en el juego pasarán a ser jugadores habituales en un porcentaje muy grande y poco estudiado, aún siendo pocos los premios que les hayan tocado, interpretando que no pierden mucho, o quizás que en el bar, bingo o casino, tienen un círculo de relaciones satisfactorias, entre otros razonamientos, mantendrán el convencimiento de que la situación de juego no se les escapa de las manos. Sin embargo la actividad de apostar repetidamente flexibilizará tanto sus prejuicios sobre lo que no harían nunca respecto al juego que habrán pasado, por ejemplo, de gastar en las tragaperras el cambio del desayuno, almuerzo, café o cerveza, fuesen 25, 50, 100 PTA a jugar, habitualmente en solitario, cambios de 1000, 2000, 5000 PTA o más, extremo que nunca se hubieran permitido cuando jugaba ocasionalmente en las mismas tragaperras. Este nivel de juego se puede mantener según cada caso particular más o menos a escondidas, pero supone una afectación directa en las relaciones afectivas y de confianza que comportará recurrir repetidamente al engaño, sea mintiendo o escondiendo la existencia del dinero con que juega. Se da con facilidad que se mantiene la preocupación por no ser descubierto, el deseo o la necesidad de recuperar, de quitarle importancia al problema, de poder con la máquina, con otros jugadores o con los beneficiarios de la actividad, y el convencimiento de que puede controlarlo o dejarlo cuando quiera, con las mismas estrategias de cerrarse en sí mismo que lo han culpabilizado y avergonzado. Todo ello mantendrá al jugador en la estructura adictiva que ha ido desarrollando a nivel psicológico. Todo el esfuerzo y la represión que pueda asumir en sus intentos por dejar de jugar, fácilmente acabarán en un intento de demostrarse a sí mismo que vuelve a controlar, a ser una persona “normal” y que el trastorno no tiene, justamente en esos momentos de recaída, la importancia que tenía anteriormente, porque ya hacía semanas, meses o años que no jugaba. Con estas contradicciones volver a recaer es fácil y aparecen episodios donde a menudo aumenta la intensidad, en función de como intervienen otros factores, por ejemplo: La disponibilidad de dinero del jugador y el control que existe a nivel familiar. La intensidad con que se actualizan las ilusiones de control o la incapacidad para recuperar la conciencia en situaciones de recaída. Los problemas cotidianos o eventos vitales que acentúen el aislamiento y la negación del problema, utilizando el juego como una manera de refugiarse o huir de los problemas . Será más fácil que el jugador se descubra por insolvencia, acumulación de deudas, desesperación o a veces por casualidad, que no que pueda pensar y actuar de manera eficaz frente el trastorno. CONSEJOS A JUGADORES Si ha empezado a jugar: No aumente la apuesta, ni el número de jugadas, ni el tiempo que dedica a jugar. Juegos como las tragaperras, el bingo i el casino afectaban en Catalunya a más de 250 000 personas, son claramente adictivos y usted tiene una probabilidad demasiado alta para engancharse si los practica periódicamente. Si apuesta más de dos veces o juega más de 15 minutos a la semana: RECUERDE, EL 40% de los que así lo hacen acaban teniendo problemas con el juego, es un promedio que no hace distinciones entre juegos de mucho o poco potencial adictivo. Propóngase dejar de jugar, o jugar como mucho como lo hacia cuando empezó, sin dedicarle más tiempo ni más dinero. Si ha vuelto a jugar, habiéndose propuesto que lo dejaría: No se avergüence porque es normal que le ocurra, usted es responsable de jugar o no jugar al iniciarse en el juego, pero no se culpabilice de la enfermedad, determinados juegos tienen un potencial adictivo del que las autoridades y la prensa poco han informado . Es muy fácil pensar y compartir las conductas y los prejuicios sociales, atribuir a lo vicioso o débil que es la persona enganchada. Por muy culpable y hundido que se sienta debe entender que el proceso de adicción al juego és un proceso de aprendizaje imperceptible y complejo, en el cual caen ciudadanos de gran voluntad, mérito e inteligencia. La única muestra válida de arrepentimiento pasará por hacer todo lo posible para rehabilitarse del trastorno, por recuperar la responsabilidad de tener una buena salud, todo lo posible por batir al enemigo contra el que puede luchar cada día un poco más, como si fuera un entrenamiento y necesitara un entrenador, tanto da si está poco o muy degradado. Contacte con una asociación y explique el problema a quién más le quiere, en quién más confiaría para resolver un problema de salud. Debe confiar en su familia y en los profesionales, no hay otro camino a escoger frente a la enfermedad, se debe aprender de los errores propios y de la experiencia y conocimientos de los demás para salir del problema, escondiendo y engañando no se puede salir del problema, sólo conseguirá mantener la desconfianza y el aislamiento al que le condena el trastorno.

Ludopatía: Cuando jugar es enfermedad


El juego patológico, también llamado ludopatía (de unas palabras griegas que significan exactamente juego patológico) es definido como trastorno mental, tanto en el ICE-10, el manual de clasificación de enfermedades Mentales de la OMS, como en el DSM, de la Asociación Americana de Psiquiatría.
Bien es verdad que el juego, practicado con mesura, puede ser entretenimiento. Pero no es menos cierto que algunas personas caen en el juego como enfermedad. Lo mismo que sucede con el consumo moderado de alcohol y el alcoholismo. Las cifras de que disponemos en cuanto a juego patológico, por ejemplo, permiten suponer que un 1-3 % de la población adulta cae en este tipo de trastorno.
¿Por qué algunas personas no pueden jugar de forma "normal", y llegan a la ruina económica y moral jugando incesantemente su dinero en casinos, bingos, loterías o tragaperras?
El juego patológico se considera un trastorno del control de los impulsos, tal y como puede ser la piromanía (provocación de incendios), la cleptomanía (robar repetidamente sin necesidad) o las crisis de agresividad episódica e incontrolada. La persona enferma de ludopatía juega, de forma obsesiva, aunque con distintas connotaciones según los casos.
Hay quienes dicen disfrutar con la "acción", con la emoción que supone el juego. En este caso, pueden aumentar sus apuestas para conseguir mayor excitación al aumentar el riesgo. Otros ludópatas mienten diciendo que "suelen ganar" o, como mínimo, "quedar en paz". Algunos de ellos juegan como medida para liberar sus tensiones en situaciones de ansiedad o de depresión. Otros dicen que deben reparar las pérdidas, y que esto se producirá cuando llegue la buena racha…
En todos ellos lo más típico es que el problema se alarga en el tiempo. Las personas con este trastorno tienden a mentir a sus familiares, amigos, médicos y psicólogos, intentando minimizar su situación de juego patológico: "No hay para tanto" dicen.
RiesgoExiste el riesgo añadido de que, al perder mucho dinero, recurran a falsificaciones, engaños, robos, fraudes o abusos de confianza para conseguir fondos y continuar jugando. Se da este fenómeno, muchas veces, en personas con facilidad para hacerse "adictas" a otras contingencias: al trabajo, a los atracones de comida, al tabaco, al alcohol… Con facilidad incurren en trastornos depresivos, y en graves dificultades de adaptación. De las personas tratadas por juego patológico, un 20 % ha hecho al menos un intento de suicidio.
El retrato robot de un jugador patológico suele ser el siguiente: edad adulta, con antecedentes de alteraciones por adicción a sustancias (tabaco, alcohol, etc.) o con antecedentes de trastornos por ansiedad o depresión, con dificultades para adaptarse socialmente y para tolerar las frustraciones. La distribución por sexos nos habla de una mayoría de varones (dos tercios), aunque en nuestro país se equilibra la proporción a causa de la gran cantidad de máquinas tragaperras existentes.
Tratamiento
El tratamiento de las personas con este trastorno debe incluir aspectos médicos, psicológicos y sociales.
Algunos de los casos, con trastornos depresivos claros, responden de forma favorable al empleo de medicación antidepresiva.
En las más de las veces es necesario también practicar programas de deshabituación, a base de técnicas psicológicas que potencien el control de los impulsos, y la puesta en práctica de pensamientos positivos que permitan luchar contra el hábito.
También son muy útiles las asociaciones de autoayuda, tipo "alcohólicos anónimos", en este caso "jugadores anónimos", con dinámicas de grupo encaminadas a conseguir un refuerzo social, tanto para el paciente como para sus familiares.
Existen centros hospitalarios con tradición en el tratamiento de la adicción al juego. El Servicio de Psiquiatría del hospital Príncipes de España fue pionero en este aspecto. En ellos, las personas adictas al juego aprenden a controlar y encauzar sus impulsos, así como a mejorar las pautas de comportamiento y socialización que les permitan incrementar sus actividades lúdicas. En los casos en que el juego patológico es una forma de buscar excitación, es pertinente encauzar a las personas hacia otras ocupaciones no menos excitantes (deporte, aventura…) pero mucho más adaptativas en lo que se refiere a la felicidad personal.
Criterios para considerar que el juego es patológico
1. La persona invierte cada vez más tiempo, esfuerzos y dinero en actividades de juego.
2. La persona puede negar que tenga un problema, y decir que es capaz de controlar, pero, aunque lo intente, no consigue abandonar el habito.
3. Gasto desmedido de dinero. Deudas. Apropiaciones indebidas.
Datos interesantes
En los lugares de juego donde hay control, casinos y bingos, puede prohibirse la entrada a los jugadores patológicos. Para ello la familia debe solicitar la orden judicial pertinente.
Los estados deberían limitar las loterías oficiales, especialmente aquéllas con atractivos añadidos: artilugios de TV, tiques de rascar y ganar, etc. Su expedición en lugares impropios, supermercados por ejemplo, añade tentación y favorece la ludopatía.
Ante cualquier duda de que alguien está jugando en exceso, debe buscarse ayuda profesional (médicos, psicólogos) o social (asociaciones de autoayuda tipo Jugadores Anónimos).