jueves, 6 de noviembre de 2008

Ludopatía: Cuando jugar es enfermedad


El juego patológico, también llamado ludopatía (de unas palabras griegas que significan exactamente juego patológico) es definido como trastorno mental, tanto en el ICE-10, el manual de clasificación de enfermedades Mentales de la OMS, como en el DSM, de la Asociación Americana de Psiquiatría.
Bien es verdad que el juego, practicado con mesura, puede ser entretenimiento. Pero no es menos cierto que algunas personas caen en el juego como enfermedad. Lo mismo que sucede con el consumo moderado de alcohol y el alcoholismo. Las cifras de que disponemos en cuanto a juego patológico, por ejemplo, permiten suponer que un 1-3 % de la población adulta cae en este tipo de trastorno.
¿Por qué algunas personas no pueden jugar de forma "normal", y llegan a la ruina económica y moral jugando incesantemente su dinero en casinos, bingos, loterías o tragaperras?
El juego patológico se considera un trastorno del control de los impulsos, tal y como puede ser la piromanía (provocación de incendios), la cleptomanía (robar repetidamente sin necesidad) o las crisis de agresividad episódica e incontrolada. La persona enferma de ludopatía juega, de forma obsesiva, aunque con distintas connotaciones según los casos.
Hay quienes dicen disfrutar con la "acción", con la emoción que supone el juego. En este caso, pueden aumentar sus apuestas para conseguir mayor excitación al aumentar el riesgo. Otros ludópatas mienten diciendo que "suelen ganar" o, como mínimo, "quedar en paz". Algunos de ellos juegan como medida para liberar sus tensiones en situaciones de ansiedad o de depresión. Otros dicen que deben reparar las pérdidas, y que esto se producirá cuando llegue la buena racha…
En todos ellos lo más típico es que el problema se alarga en el tiempo. Las personas con este trastorno tienden a mentir a sus familiares, amigos, médicos y psicólogos, intentando minimizar su situación de juego patológico: "No hay para tanto" dicen.
RiesgoExiste el riesgo añadido de que, al perder mucho dinero, recurran a falsificaciones, engaños, robos, fraudes o abusos de confianza para conseguir fondos y continuar jugando. Se da este fenómeno, muchas veces, en personas con facilidad para hacerse "adictas" a otras contingencias: al trabajo, a los atracones de comida, al tabaco, al alcohol… Con facilidad incurren en trastornos depresivos, y en graves dificultades de adaptación. De las personas tratadas por juego patológico, un 20 % ha hecho al menos un intento de suicidio.
El retrato robot de un jugador patológico suele ser el siguiente: edad adulta, con antecedentes de alteraciones por adicción a sustancias (tabaco, alcohol, etc.) o con antecedentes de trastornos por ansiedad o depresión, con dificultades para adaptarse socialmente y para tolerar las frustraciones. La distribución por sexos nos habla de una mayoría de varones (dos tercios), aunque en nuestro país se equilibra la proporción a causa de la gran cantidad de máquinas tragaperras existentes.
Tratamiento
El tratamiento de las personas con este trastorno debe incluir aspectos médicos, psicológicos y sociales.
Algunos de los casos, con trastornos depresivos claros, responden de forma favorable al empleo de medicación antidepresiva.
En las más de las veces es necesario también practicar programas de deshabituación, a base de técnicas psicológicas que potencien el control de los impulsos, y la puesta en práctica de pensamientos positivos que permitan luchar contra el hábito.
También son muy útiles las asociaciones de autoayuda, tipo "alcohólicos anónimos", en este caso "jugadores anónimos", con dinámicas de grupo encaminadas a conseguir un refuerzo social, tanto para el paciente como para sus familiares.
Existen centros hospitalarios con tradición en el tratamiento de la adicción al juego. El Servicio de Psiquiatría del hospital Príncipes de España fue pionero en este aspecto. En ellos, las personas adictas al juego aprenden a controlar y encauzar sus impulsos, así como a mejorar las pautas de comportamiento y socialización que les permitan incrementar sus actividades lúdicas. En los casos en que el juego patológico es una forma de buscar excitación, es pertinente encauzar a las personas hacia otras ocupaciones no menos excitantes (deporte, aventura…) pero mucho más adaptativas en lo que se refiere a la felicidad personal.
Criterios para considerar que el juego es patológico
1. La persona invierte cada vez más tiempo, esfuerzos y dinero en actividades de juego.
2. La persona puede negar que tenga un problema, y decir que es capaz de controlar, pero, aunque lo intente, no consigue abandonar el habito.
3. Gasto desmedido de dinero. Deudas. Apropiaciones indebidas.
Datos interesantes
En los lugares de juego donde hay control, casinos y bingos, puede prohibirse la entrada a los jugadores patológicos. Para ello la familia debe solicitar la orden judicial pertinente.
Los estados deberían limitar las loterías oficiales, especialmente aquéllas con atractivos añadidos: artilugios de TV, tiques de rascar y ganar, etc. Su expedición en lugares impropios, supermercados por ejemplo, añade tentación y favorece la ludopatía.
Ante cualquier duda de que alguien está jugando en exceso, debe buscarse ayuda profesional (médicos, psicólogos) o social (asociaciones de autoayuda tipo Jugadores Anónimos).

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